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ARTÍCULOFERNANDO CILLÓNIZ BENAVIDES

Lima, 23 de noviembre de 2021

El presidente Pedro Castillo está en problemas. Uno de sus problemas se llama Perú Libre, el partido político que le permitió ganar las elecciones. Es verdad que quiere salirse él, y formar otro sobre la base de un grupo de maestros que lo secundan. Pero se trata de más de lo mismo. Un antro de personajes estatistas, retrógrados, mediocres y resentidos. No obstante, el problema de fondo es que Perú Libre financió su campaña electoral con dineros mal habidos.

Pasadas las elecciones, los peruanos nos enteramos del accionar de la mafia que se había enquistado en el Gobierno Regional de Junín, durante la gestión de su exgobernador Vladimir Cerrón. ¿Qué hizo la mafia de marras para agenciarse de dineros mal habidos? Pues, nada menos que traficar con brevetes y puestos de trabajo, y cobrar cupos a los trabajadores de la mencionada institución regional.

Con ese prontuario a cuestas, los escandalosos destapes de funcionarios recientemente designados – terroristas, narcotraficantes, corruptos, pedófilos, misóginos, rateros, informales, clientelistas, y todo lo demás – no debería sorprendernos. Todo es consecuencia lógica de la precariedad y podredumbre moral de dichos funcionarios.

Para muestra un botón. A nadie debería sorprender que un tipo como Bruno Pacheco haya sido – hasta la semana pasada – secretario del mismísimo Presidente de la República. Incluso yo me iría más atrás en el tiempo. ¿Qué pudo haber enseñado ese señor en la Universidad Privada San Juan Bautista y en la Escuela Militar de Chorrillos? ¿Qué de bueno le vieron los rectores de dichas casas de estudio para tenerlo como docente? Como se ve, la corrupción está infiltrada en todas partes; en el Gobierno, en las universidades privadas, y hasta en las Fuerzas Armadas.

Pero sigamos. ¿Cuántos alumnos – de esas casas de estudio – habrán aprendido lo que es el clientelismo político puro y duro? ¿Cuántas movidas más – similares a las injerencias irregulares en los ascensos militares de alto rango, y a los favores indebidos a deudores tributarios amigos – habrá hecho este sinvergüenza, sin que hayan trascendido a la opinión pública?

Así las cosas, vamos de mal en peor. Y la población – sobre todo la que votó por Castillo – está notando la pegada. Es que cuando una organización criminal gobierna, se pierde por completo el principio de autoridad. Consecuentemente, el orden público y el estado de derecho se convierten en conceptos vacíos y puramente retóricos.

Ejemplo. Los bloqueos de carreteras – cada vez más frecuentes y dispersos por todo el país – no generan ninguna respuesta de parte del Estado para restablecer nuestro derecho ciudadano al libre tránsito. Me refiero a la Fiscalía, Ministerios, Gobiernos Regionales y Locales, etc. Muchos policías son masacrados por turbas vandálicas, pero lejos de defenderlos, las propias autoridades políticas terminan incriminándolos. La quema de instalaciones mineras y agrícolas es interpretada como el ejercicio del derecho ciudadano a la protesta pacífica. La Primera Ministra pretende cerrar cuatro operaciones mineras sin ningún criterio de legalidad, y sin ninguna consideración por los trabajadores que – en este caso – representan a miles de familias ayacuchanas. ¡Caos total!

Sin embargo, lo positivo de todo esto es que – como dice el viejo refrán – no hay mal que por bien no venga. La semana pasada – en el maravilloso Cusco – en el Foro “Democracia, Derecho, Inversión y Desarrollo” organizado por los estudiantes de derecho de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, vi claramente una luz al final del túnel. El rechazo al caos reinante – agravado por la inflación y el desempleo – producto de la corrupción e inoperancia del Presidente Castillo y su pandilla, es evidente, creciente… y acelerado.

En el Ombligo del Mundo – yo puedo dar fe de ello – el tema de la vacancia presidencial está sobre el tapete. Y lo mismo ocurre en el resto del país. No sé si será hoy, mañana o pasado. Pero – tarde o temprano – ocurrirá. Veo imposible llegar al 2026 con nuestro actual presidente en funciones. ¡Y no nos vengan con el cuento de la conspiración! Con su desgobierno y su silencio, el propio presidente Castillo está propiciando su vacancia.

Más aún, la organización criminal que lo llevó al poder, los podridos designados por él para que lo acompañen en el Gobierno – incluida su patética Primera Ministra – más el pueblo defraudado y maltratado, harto de la corrupción e inoperancia del Estado… todos están cavando la tumba presidencial.