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ARTÍCULOFERNANDO CILLÓNIZ BENAVIDES

Lima, 30 de enero de 2020

Mucho se ha hablado – y se seguirá hablando – de la corrupción en el Estado. Y está bien que sea así. El Estado está plagado de gente corrupta. Desde presidentes hasta conserjes – pasando por ministros, congresistas, jueces y fiscales, policías y militares, gobernadores y alcaldes, consejeros y regidores, médicos y maestros… – el Estado está lleno de gente corrupta. Y ¡vaya que tenemos audios y videos que corroboran tal afirmación! Además ¿quién no se ha topado con muchos de ellos a lo largo de nuestras vidas?

Sin embargo, el Estado tiene también gente honesta y capaz. Y mucha. El problema es que de ellos casi no se habla. “Lo bueno no es noticia” se dice por ahí. Y sí… pareciera que el dios rating ha tomado el control de muchas televisoras, radios, y periódicos.
Aunque – seamos sinceros – todos tenemos vela en este entierro. El rating lo hacemos los ciudadanos. Entonces, no nos quejemos. Por culpa nuestra, los noticieros suelen trasmitir – casi exclusivamente – hechos de sangre, crímenes, y escándalos de corrupción. Y muy pocas veces dan cuenta de los buenos servidores públicos, u otras noticias por el estilo.

Bueno pues… más vale tarde que nunca. Los buenos servidores públicos son tan valiosos que los peruanos deberíamos reconocerlos y premiarlos por todo lo alto. Por otro lado ¡qué injusto resulta que pasen inadvertidos! La motivación humana es muy importante. Y – en estos casos – no hay nada peor que el olvido y la indiferencia.

En el Gobierno Regional de Ica – durante la gestión anterior – reconocimos y premiamos a muchos buenos servidores de la institución. Y las expresiones de gratitud – y satisfacción – de los beneficiarios no pudieron ser más emotivas y enternecedoras. El orgullo y alegría de sus familiares fue total. Y – por supuesto – la entrega y compromiso para servir mejor a la ciudadanía se reforzó.

En ese sentido ¡qué mal que los salarios en el Estado sean tan bajos! Y – peor aún – que existan topes salariales. Por ejemplo, eso de que nadie pueda ganar más que el presidente o gobernador en las diversas dependencias del Estado, es una aberración administrativa. Los buenos servidores públicos deberían ganar mucho más que sus pares del sector privado. Incluso, que sus autoridades políticas. No hay nada más valioso – para el país – que los buenos servidores públicos.

Pensemos. Las autoridades políticas son – en esencia – pasajeras. Mientras que los servidores públicos son estables. Al menos, deberían serlo. Y si queremos que el Estado sirva bien a la ciudadanía, pues deberían ganar bien. Obviamente, me refiero a los buenos servidores públicos.

Y viceversa, los malos servidores públicos – los que maltratan a los ciudadanos y los corruptos – deben salir del Estado. No hay nada más dañino – para el país – que los servidores públicos corruptos e indolentes.

Por eso, a las autoridades políticas les aconsejo. Reconozcan y premien a los buenos servidores. Ese gesto los motivará y el servicio público mejorará.

Y a mis lectores les digo. Cuando sean bien atendidos por un servidor público, abrácenlo. Díganle gracias. Háganle saber que lo valoran mucho. Les aseguro que el buen servidor se los va a agradecer.

Los peruanos estamos en deuda con los – muchísimos – buenos servidores del Estado. Ojalá – algún día – sepamos reconocerlos y valorarlos.