Es verdad que la corrupción es un cáncer que afecta a todo el país. Y que ningún Gobernador Regional puede garantizar la integridad de todo su personal de confianza. Hasta al mejor cazador se le escapa una paloma. Yo puedo dar fe de ello. Pero que se le escapen todas las palomas… denota que el problema está en el cazador.
Ese es el caso en el Gobierno Regional de Ica. Me refiero al personal de confianza del Gobernador Gallegos. Todos los directores regionales resultaron chuecos. Ergo, el Gobernador Gallegos es también chueco.
Ahora bien – como es sabido – la corrupción afecta a los más pobres. Por eso es que debemos sentirnos indignados. Sobre todo, después de tanta demagogia barata. “Purito Corazón” quedo transformado en “Purita Corrupción”. Y el “Rostro Humano” tan cacareado por la actual administración, se transformó en “Corrupción Enrostrada” al propio Gobierno Regional.
El hecho es que la salud pública en Ica está hecha añicos. El actual Gobierno Regional la hizo añicos en cuestión de unos pocos meses. En un abrir y cerrar de ojos han tenido que cambiar al Director Regional de Salud y a los directores de los principales hospitales regionales. Incluso, al director de la Red de Salud de Ica. Y los paganos son los sufridos pacientes.
Médicos que abandonan los hospitales en horario de trabajo. Escasez de medicamentos. Equipos médicos malogrados. Colas y maltrato a pacientes dolientes. Cobros indebidos. Acumulación de basura hospitalaria. Inundaciones por falta de mantenimiento. Eso y mucho más… así está la cosa en el sector salud en Ica.
Pero sigamos. Las sobrevaloraciones de las compras de la Dirección Regional de Agricultura son descaradas. Lo mismo que las mafias de los brevetes involucradas en la Dirección Regional de Transportes. El doble sueldo del Director Regional de Educación lo pinta de cuerpo entero.
Una más. La no renovación de la concesión de Huacachina también resulta reveladora. La recaudación por el uso de los areneros ha caído a menos de la mitad. Eso quiere decir que gran parte de la recaudación está yendo a los bolsillos de la corrupción.
Y – ahora sí – la del estribo. Parafraseando al viejo y conocido refrán “Gallegos que come huevo… ¡aunque le quemen el pico!”