Pues a eso quería llegar. El principal escollo para la reconstrucción del santuario era nada menos que el Gobierno Central. Concretamente, el Ministerio de Cultura. Es verdad. Aunque cueste trabajo creerlo. El Estado fue el principal obstáculo para la reconstrucción oportuna del santuario del Señor de Luren.
A ese respecto, es de justicia destacar la persistencia y paciencia jobiana del ex alcalde provincial de Ica – don Carlos Ramos Loayza – quien asumió funciones como alcalde el mismo día que yo.
Repito. El gran mérito del “vamos” de la reconstrucción del templo de Luren es de Calín Ramos. Yo me crucé con él varias veces en el Ministerio de Cultura. Yo iba para ver los temas de la formalización de los pequeños mineros de Nasca. Y él iba para ver el tema de la reconstrucción de Luren.
Y como el templo era “Patrimonio Monumental de Ica”, el Ministerio de Cultura tenía que meter su cuchara en todo lo concerniente a su reconstrucción. ¡He ahí el problema! ¿Cómo hacer para que unos burócratas – centralistas, distantes, desinteresados, insensibles, y todo lo demás – den luz verde para aprobar la reconstrucción? ¡Misión imposible!
Pues Calín Ramos lo logró, a punta de persistencia y paciencia. Luego – valgan verdades – la labor del ex alcalde Javier Cornejo fue también determinante en la continuación del legado de su predecesor. Terminando la posta la actual alcaldesa de Ica – doña Emma Mejía – quien le puso mucho empuje y compromiso al proyecto.
Pero hay más héroes detrás de esta hermosa reconstrucción. El padre Grover Cáceres – Párroco de la Iglesia de Luren – quien día a día ayudó en todo lo que estuvo a su alcance para facilitar las cosas. Y por supuesto, los representantes de Shougang Hierro Perú – y sus contratistas – quienes hicieron la gran obra mediante el mecanismo de “Obras por Impuestos”.
OTROSÍ DIGO. A los criticones de siempre no les hagamos caso. Que se traguen sus críticas y sus amarguras. El Señor de Luren es el máximo emblema de la religiosidad del pueblo iqueños.
Medio mundo está feliz. Y nada ni nadie nos podrá quitar la alegría de esta gran reconstrucción.