Pregunto: ¿para qué sirve el Ministerio del Ambiente? ¿Para qué sirven los órganos adscritos a dicho Ministerio? Me refiero al Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNAMP), al Servicio Nacional de Certificación Ambiental (SENACE), al Sistema Nacional de Información Ambiental (SINIA), y todas las direcciones ambientales de los Gobiernos Regionales y Locales de todo el país.
Incluso ¿para qué sirve el Ministerio de Salud? ¿Acaso la contaminación ambiental no es dañina para la salud humana? ¿Y el Ministerio de Agricultura? ¿Y el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo? ¿Acaso la basura no atenta contra la sanidad agraria y el turismo receptivo?
El Perú es un fracaso estrepitoso en materia ambiental. La pregunta es: ¿y ahora qué? ¿Alguien cree que las Municipalidades del país van a recapacitar y – de buenas a primeras – empezarán a cumplir sus obligaciones respecto al recojo de basura y tratamiento de residuos sólidos? ¿Del cielo aparecerán rellenos sanitarios aquí y allá, y desaparecerán los botaderos de basura municipales?
No quiero ser aguafiestas, pero me temo que la basura seguirá tal cual, y los botaderos también. Nada va a cambiar en nuestras ciudades. El informe de la Contraloría – una vez más – quedará guardado en los archivos de todas las municipalidades involucradas en el operativo en cuestión. Los Gobiernos Locales jamás serán capaces de cumplir la ley, e imponer el orden en la materia.
El Ministerio de Vivienda – o alguna institución del Gobierno Central – debe asumir la función de la limpieza pública y tratamiento de residuos sólidos en todo el país.
Seamos sinceros. La corrupción, la indolencia y la inoperancia municipal seguirán para largo. Así como están las cosas, los peruanos jamás viviremos en ciudades limpias y saludables. Por eso, bien vale la pena convocar a un concurso público para que empresas especializadas en la materia se encarguen de la recolección de la basura y tratamiento de los residuos sólidos en todas las ciudades del país. ¡No queda otra!
Total, no tenemos nada qué perder. En materia de limpieza pública, es imposible estar peor de lo que estamos.