El hecho es que el escenario político está cambiando minuto a minuto. Las primicias se suceden una tras otra. Todo el mundo está a la expectativa de quién dice qué. Y qué responde aquel. Hasta Cáceres Llica – el inefable y desubicado Gobernador Regional de Arequipa – está en escena.
La pregunta es ¿y el país… cómo queda? ¿Y la lucha contra la corrupción? ¿Y la reconstrucción del Norte? ¿Y el tren de cercanías Lima – Ica? ¿Y la salud y la educación? ¿Y el agua y la inseguridad? ¿Y la crisis en el Poder Judicial? ¡Increíble! Todo lo importante ha pasado a segundo plano. Hasta los extraordinarios triunfos peruanos en los juegos Panamericanos Lima 2019 son “chancay de a veinte” frente al espectáculo político nacional. Total… estamos en plena temporada circense.
A ese respecto, sorprende el respaldo de los Gobernadores Regionales a la propuesta del presidente Vizcarra de acortar el período gubernamental. ¿Acaso no se dan cuenta de que los más afectados por la incertidumbre política serán ellos mismos? O mejor dicho, las regiones que ellos representan.
Pareciera que nuestra clase política no valora el principio de la estabilidad y predictibilidad de las reglas de juego. En ese sentido ¡qué inoportuno resultó el anuncio de una nueva ley general de minería dentro del discurso presidencial! En cambio ¡qué le pasó al presidente que no hizo ninguna mención respecto a la esperada prórroga de la ley de promoción agraria! ¿Acaso no le importa el empleo formal en el sector rural?
Mal… muy mal. Los peruanos no merecemos la inestabilidad política que estamos viviendo. Y tampoco merecemos el desgobierno, maltrato a la Policía, y todo el vandalismo y anarquía mostrados por la televisión. El pésimo manejo del conflicto de Tía María en Arequipa denota falta de liderazgo, debilidad, indecisión, permisividad, y todo lo demás. El imperio de la ley está hecho trizas.
Gobernar en el nombre del agua, la salud, la educación y la seguridad. Simplificación, eficiencia, participación, y transparencia. Hogar, escuela, empresa, y comunidad. Honestidad, austeridad, respeto, y solidaridad. Verdad, justicia, bien, y vida. Recursos naturales, manufacturas, servicios, y emprendimientos innovadores. He ahí algunas pautas para lograr el bienestar de los peruanos.
El “nos vamos todos” – aparte de incertidumbre – no conduce a nada bueno.